lunes, 6 de diciembre de 2010

Despedida

Con que entonces, adiós. ¿No olvidas nada?
entonces vete... Podemos despedirnos.
¿Ya no tenemos nada que decirnos?
Te dejo, puedes irte...
Aunque no, espera todavía:
que pare de llover... Espera un rato,

y sobre todo, vete bien abrigado,
pues ya sabes el frío que hace allí afuera.
Un abrigo de invierno es lo que habría
que ponerte... ¿De modo que te he devuelto todo?
¿No tengo tuyo nada?
¿Has tomado tus cartas, tu retrato?

Y bien mírame ahora, amigo mio;
puesto que en fin, ya va uno a despedirse.
¡Vaya! no hay que afligirse
¡Vamos! no hay que llorar, ¡Que tontería!

Y que esfuerzo tan grande
necesitan hacer nuestras cabezas,
para poder imaginar y vernos
otra vez los amantes
¡Aquellos tan rendidos y tan tiernos
que habíamos sido antes!

Nos habíamos las vidas entregado
para siempre, uno al otro, eternamente
y he aquí que ahora nos las devolvemos,
y tú, vas a dejarme y yo voy a dejarte,
y pronto partiremos
cada quien con su nombre, por su lado...

Recomenzar... vagar...
vivir en otra parte...

Por supuesto al principio sufriremos,
pero luego vendrá piadoso olvido,
único amigo fiel que nos perdona;
y habrá otra vez en que tú y yo tornaremos
a ser como hemos sido,
entre todas las otras, dos personas.

Así es que vas a entrar a mi pasado.
y he de verte en la calle desde lejos,
sin cruzar para hablarte, a la otra acera,
y nos alejaremos distraidos
y pasarás ligero
con trajes para mi desconocidos.

Y estaremos sin vernos largos meses,
y olvidar el sabor de tus caricias,
y tus amigos te darán noticias
de "aquella amiga tuya".

Y yo a mi vez, con ansia reprimida
por el mal fingido orgullo,
preguntare por el que fue mi estrella,
y al referirme a tí,que eras mi vida,
a tí, que eras mi fuerza y mi dulzura,
diré: ¿Cómo va aquél?

Nuestro gran corazón, ¡Que pequeño era!
nuestros muchos propósitos, ¡Que pocos!
y sin embargo,estábamos tan locos
al principio,e n aquella primavera.
¿Te acuerdas? ¡La apoteosis! ¡El encanto!

¡Nos amábamos tanto!
¿Y esto era aquel amor? ¡Quien lo creyera!
De modo que nosotros,
cuando de amor hablábamos
¿Somos como los otros?

He aquí el valor que damos
a la frase de amor que nos conmueve
Que desgracia, ¡Dios mio que seamos
lo mismo que son todos! ¡Como llueve!
Tú no puedes salir así lloviendo.

¡Vamos! quédate, mira, te lo ruego,
ya trataremos de entendernos luego.
Haremos nuevos planes,
y aún cuando el corazón haya cambiado,
quizá revivirá el amor pasado
el encanto de viejos ademanes.

Haremos lo posible;
se portará uno bien. Tú serás bueno.
Y luego...es increíble.
tiene uno sus costumbres; la cadena
llega a veces a ser necesidad.

Siéntate aquí bien mio;
recordaras junto de mi tu hastio,
yo cerca de tí mi soledad.

Paul Geraldy